miércoles, 4 de enero de 2012

Manejo de recursos eficiente VS Dinero y competencia (Parte 1)

Como seres humanos hemos peleado a lo largo de la historia por instaurar dogmas, por conquistar territorios para acaparar más recursos o por la defensa de la ideología de moda o en teoría la "más justa". No voy a entrar en el debate moral que esto implica, sería denso y podría caer en la hipocresía.

En cambio voy a hablar de algo menos teórico y más tangible. En mi observación de la realidad estudiando lo que decían otras mentes mucho más brillantes que la mía (la mía solo echa chispas de vez en cuando) puedo afirmar algo; vivimos en un sistema que no vive acorde con las leyes de la naturaleza. No hablo del ecologismo reinante en la sociedad, sino en algo más fundamental. Sólo me centraré en las leyes más básicas:


- La ley natural que implica que si no comes, mueres.


- La ley natural que implica que si no sacias tu sed, mueres.



Al fin y al cabo es lo básico para nuestra subsistencia Ésto puede parecer muy obvio pero cuando echamos un vistazo a la realidad no lo es tanto. Hay otro hecho observable en el sistema que vivimos. Vivimos en un sistema de libre mercado, donde reina la competencia y además se fomenta como una virtud. ¿Ha traído consigo la competencia estómagos llenos y bocas saciadas? Seguro que sí pero... ¿Para cuántos? Seguro que a muchos les sale una sonrisa irónica al ver la pregunta.

Lo que las personas verdaderamente necesitan no es dinero (es solo un medio) sino recursos (comida, agua, materias primas...). Unos recursos supuestamente escasos que intercambiamos bajo el sistema de competencia y con el dinero como mediador. Por esta razón hemos etiquetado el dinero tachándolo de semidiós del Olimpo, intocable. Es cierto que el dinero está presente en casi todos los ámbitos de nuestra vida. Sin embargo, no debemos olvidar que el dinero no vino del cielo y no crece de las plantas, es una invención humana que puede ser mejorada e incluso sustituida por alguna invención más eficiente.

Así como el dinero dejo atrás el trueque, no es descabellado (aunque rompa con la opinión mayoritaria) que algo pueda dejar de lado el dinero. Podemos seguir pensando que el problema lo tiene el político de turno o el empresario déspota incluso podemos despotricar contra ellos como si no hubiera mañana pero quizás, sólo quizás, el problema que subyace detrás de todo no está en éste o en el otro sino en el sistema que utilizando el dinero propicia ese tipo de comportamiento.


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